¡QUE APAREZCA VIVO!

¡QUE APAREZCA VIVO!

Y que crezca la capacidad comunicativa de organización popular )))

Revolución Continental

Revolución Continental

domingo, 29 de noviembre de 2015

Elecciones en Venezuela: todo por los votos y el poder


El mismo slogan de la MUD (manito) lo usa el PSUV (ojitos) y viceversa:

“Abajo, a la izquierda, en la esquina, la de la MANITO”

“Arriba, a la izquierda, en la esquina, la de los OJITOS”.

Las elecciones parlamentarias y los ajustes económicos antipopulares















Omar Vázquez Heredia
laclase.info

Contexto

Las elecciones parlamentarias se acercan con el inexorable transcurrir del tiempo, en cerca de mes y medio saldremos a votar en la presente ocasionan en una circunstancia caracterizada por el recrudecimiento de los problemas económicos, en medio de la reducción tendencial y vertical del precio del petróleo que genera el develamiento nuevamente de la crisis orgánica del capitalismo dependiente, extractivista y parasitario que reproducen en Venezuela tanto la fracción tradicional como la emergente de la burguesía local. Según datos oficiales el precio del petróleo venezolano después de alcanzar los 103,4 dólares el barril en 2012 se contrae a 98,08 en 2013, 88,42 en 2014[i], mientras en los tres primeros trimestres del 2015 se precipita a 40 dólares el barril[ii].

Ya los dos grandes bloques políticos empezaron con su principal estrategia electoral: la polarización partidista. Constituirse en las únicas opciones políticas y electorales del país, intentando evitar el surgimiento de alternativas ante el gobierno y la MUD. El gobierno recurriendo a su autodefinición como “garante de la paz” y “defensor del legado del Comandante Chávez”, en cambio la oposición de derecha planteándose como la “fuerza del cambio” que puede lograr que terminé la pésima situación económica. En realidad, en las elecciones parlamentarias los grandes bloques políticos no tienen diferencias antagónicas solo se disputan la forma, intensidad y factibilidad de sus propios ajustes económicos reaccionarios, por lo tanto ninguno de los dos representa las verdaderas necesidades e intereses del pueblo trabajador.

Los ajustes económicos reaccionarios. Las formas

En la actualidad en Venezuela el gobierno nacional viene aplicando un ajuste económico reaccionario, reduciendo de manera unilateral las importaciones con la finalidad de liberar recursos con los cuales asumir el pago de deuda. La contracción del ingreso de bienes de consumo final y fundamentalmente de insumos extranjeros implica una declinación lineal de la oferta de mercancías, en otras palabras el incremento grosero de la escasez. Llenando el paisaje nacional de filas en los centros de distribución estatales y privados, a pesar de los mecanismos de racionamiento como la compra por número de cédula. Desabastecimiento de bienes que impulsa la inflación y por ende el deterioro brutal de la capacidad de compra de los salarios del pueblo trabajador. Los datos oficiales que comprueban nuestra tesis, son por un lado que hasta el tercer trimestre de 2012 se importaron 45.826 millones de dólares, en cambio en el mismo lapso de tiempo en el 2014 las importaciones solo fueron 35.820 millones de dólares[iii]. Un 21,83% menos. Permitiendo que con un precio del petróleo promedio de 88,42 dólares por barril menor a los 98,08 dólares del 2013, pagar 9631 millones de dólares de los pasivos de PDVSA[iv], mientras se sigue garantizando la fuga de divisas de la burguesía local que alcanzó 7074 millones de dólares en los tres primeros trimestres del 2014 y se mantiene una estructura tributaria regresiva en la cual en el 2014 el IVA representó el 57,5% de la recaudación tributaria y el ISLR solo el 25,29%[v]. Desafortunadamente no tenemos datos del último trimestre del año 2014 y menos del 2015. No le conviene al gobierno nacional seguir develando información que demuestra el ajuste económico reaccionario que se encuentra ejecutando.

La oposición de derecha en caso de retornar al gobierno nacional va ejecutar un ajuste económico reaccionario más estructural, reduciendo las importaciones a través de la eliminación del control de cambio. Una medida que supondría una mega-devaluación que eliminaría la brecha entre el tipo de cambio real y el nominal, entre el paralelo y el oficial. Además, se eliminarían o reducirían los subsidios a los servicios básicos: energía eléctrica, agua, teléfono y transporte estatal entre ellos el Metro, asimismo intentarían como en los años 90 la privatización de derechos sociales como la salud, educación y seguridad social. Mientras, con la excusa de regresar las empresas y tierras a sus antiguos propietarios, se empezaría un plan nacional de privatizaciones periféricas como actualmente de PDVSA[vi] o más generales como en su época la CANTV y SIDOR. Finalmente, se terminaría la actual eliminación gradual del control de precios, trasladando la escasez de los anaqueles de los centros de distribución estatales y privados hacia los estantes de los hogares más pobres de la sociedad venezolana. Ya no habría colas porque muchas menos personas podrían comprar los bienes de primera necesidad.

Los ajustes económicos reaccionarios. Las intensidades.

La intensidad de un ajuste económico reaccionario se puede medir por la inflación, señalando el deterioro de la capacidad de compra de los salarios. Dato que facilita identificar los efectos de trasladar la crisis del mercado petrolero mundial a los bolsillos y estómagos del pueblo trabajador venezolano. En palabras del propio Presidente Nicolás Maduro la inflación terminará el año en 80%[vii], sin embargo subestima la cifra y debe finalizar el 2015 en tres digitos, por encima del 100%. Eso en medio del silencio cómplice del Banco Central de Venezuela. Es una intensidad significativa la del actual ajuste económico reaccionario gubernamental, que podría estar representando la erosión más grande y acelerada de los salarios del pueblo trabajador en la historia petrolera de Venezuela. Recordemos que la inflación anualizada más alta del país ocurrió en 1996 cuando llegó al 103,2%, en correspondencia con la concreción por parte de Rafael Caldera y Teodoro Petkoff de la neoliberal “Agenda Venezuela”.

En cambio, la intensidad del ajuste económico reaccionario de la oposición de derecha no solo se tendría que medir por la inflación, sino también en los cambios que implicaría para la sociedad venezolana. Algunos intelectuales de la derecha venezolana, desde la tranquilidad de sus sueldos en dólares en Estados Unidos, esgrimen que en la actualidad existen las mejores condiciones para una transición a un capitalismo neoliberal porque llegaría a lograr un apoyo de las grandes mayorías, en otras palabras el anhelado consenso activo[viii]. Algo que nunca tuvo en Venezuela el neoliberalismo, tanto Carlos Andrés Pérez como Rafael Caldera ganaron sus elecciones con un discurso anti-neoliberal y los candidatos Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonski tampoco propusieron públicamente en sus campañas un programa neoliberal. Ante la condición profundamente estatista de la Venezuela petrolera. En resumen, la intensidad del ajuste económico reaccionario de la oposición de derecha sería una Venezuela abiertamente neoliberal, ya no solo la capitalista que mantuvo la llamada Revolución Bolivariana.

Los ajustes económicos reaccionarios. Las factibilidades.

El gobierno nacional aplica su ajuste económico reaccionario sin grandes resistencias, en algunos lugares han surgido conatos de violencia ante el descontento por la escasez y en otros espacios la clase trabajadora lucha en contra de despidos arbitrarios y masivos como en el Ministerio de Ecosocialismo. Sin embargo, son hechos aislados. El gobierno nacional logra contener y manipular al pueblo trabajador por su origen anti-neoliberal, su supuesta condición de defensor del denominado legado de Chávez y la utilización de una estrategia creada en los laboratorios de propaganda estatal que encubre el carácter anti-popular de la política económica gubernamental: la llamada “guerra económica”. La “guerra económica” es una farsa, como ya vimos con datos la principal causa de desabastecimiento en Venezuela es la contracción de las importaciones realizada por el gobierno nacional para liberar recursos con los cuales asumir pago de deuda con el capital financiero mundial. Algo que garantizan hasta en persona a través de la reunión del Ministro de Finanzas con instituciones financieras en Nueva York como la JP Morgan, que después publicitó en su twitter como un gran logro[ix]. Después de dos meses del cierre de la frontera con Colombia y en medio de los acuerdos del gobierno para la distribución de bienes subsidiados con empresas privadas por ejemplo Makro y Farmatodo, ya se acabaron las excusas. Ni siquiera los “bachaqueros” los cuales son una consecuencia del ajuste económico reaccionario y no la causa de la escasez. Ante el desabastecimiento hay grupos que especulan con las necesidades del pueblo trabajador. La “guerra económica” logra encubrir el ajuste económico porque el gobierno nacional por un lado evita devaluar el tipo de cambio oficial (nominal), mientras se deprecia de manera vertical el tipo de cambio real. Entonces, asume su papel de víctima: “yo no estoy devaluando, sino que una página WEB especula con la moneda nacional”. Sin negar cierto arbitraje especulativo de la página WEB, tampoco se puede esconder que hay causas concretas que generan la depreciación del bolívar, algunas impulsadas o conservadas por el gobierno nacional: el desplome del precio del petróleo que impide una mayor oferta de dólares, el aumento grosero de la liquidez monetaria, el declive de las reservas internacionales que comenzaron el año por el orden de los 22 mil millones de dólares y en la actualidad se encuentran en 15.900 millones de dólares, la gran escasez de mercancías, los altos niveles de ganancia de una burguesía que demanda una gran cantidad de dólares porque sus ingresos son atesorados en el exterior, entre otras. Asimismo, el gobierno nacional realiza aumentos de salarios mínimos en forma dinero pero que en el marco del ajuste económico reaccionario no pueden derivar en mayor capacidad de compra de bienes y servicios. La elevación de los ingresos salariales del pueblo trabajador en un escenario de contracción de la oferta de mercancías producidas en el país o importadas, solo crea las condiciones para que la burguesía que monopoliza el control de los bienes y servicios incremente los precios para aumentar su ganancia. Claro, pero el gobierno nacional escondiendo la reducción de las importaciones de bienes de consumo final e insumos vuelve asumir su rol de víctima: “yo intento ayudar con aumentos de salario pero los especuladores se los apropian”. En realidad, hoy, la mejor opción para la fracción tradicional y emergente de la burguesía local es el gobierno nacional. Aplica con orden y cooptando a la inmensa mayoría del movimiento popular un ajuste económico reaccionario que traslada la crisis al pueblo trabajador, sin afectar en nada sus intereses: ni la reforma tributaria progresiva, menos la estatización del comercio exterior son medidas concretadas en la peor crisis económica del proceso bolivariano. Entonces, nos preguntamos ¿En qué momento piensan asumir medidas anti-capitalistas? Nunca. Su condición de expresión política de la fracción emergente de la burguesía les impide en términos materiales afectar sus propios intereses. Ni “empresarios patriotas”, ni altos dirigentes que han acumulado riqueza que les resguardan sus testaferros se van a imponer más impuestos, tampoco van a dejar el lucrativo negocio de las importaciones con dólares subsidiados.

En cambio, aunque en Estados Unidos intelectuales conservadores y empresarios sueñan con una Venezuela neoliberal, es mucho menos factible el ajuste económico reaccionario de la derecha venezolana. Podrán aplicar algunas medidas iniciales, pero una sociedad tan estatista como la nuestra no va aceptar la mercantilización de necesidades esenciales como educación y salud, ni de empresas estatales como PDVSA, menos después de 16 años de proceso bolivariano, que no implicó transformaciones anti-capitalistas no obstante realizó cambios posneoliberales y dejaría una cultura política anti-neoliberal. En caso de su retorno tendría varios enemigos en frente: el chavismo popular, la izquierda e incluso el chavismo oficialista, pero el peor de todos para ellos y ellas: el pueblo trabajador. Para la fracción tradicional de la burguesía y su expresión política es ahora o nunca la transición al neoliberalismo, sin embargo es un gran peligro. Creo que pueden hasta preferir que el chavismo oficialista termine su tarea: el ajuste económico reaccionario y regresar en un contexto de mayor desprestigio del chavismo en su conjunto. Ya veremos qué decisión asumen en el 2016: referéndum revocatorio o no.

Conclusión

En el marco de un sistema electoral que privilegia a los dos bloques políticos mayoritarios y castiga a las minorías, especialmente después de la institucionalización de las llamadas “morochas” con la reforma a la ley electoral del año 2009, es muy complicado que las organizaciones anti-capitalistas que cuestionan el actual (gobierno) y el posible (derecha) ajuste económico reaccionario logren ganar algún curul. No es nada fácil ganar un circuito o al menos quedar segundo en el voto lista de un Estado. Esa circunstancia ocasiona la sedimentación de los dos bloques políticos, evitando el retiro de los sectores subalternos y disidentes. Todos conocemos que dentro del Gran Polo Patriótico existen partidos y organizaciones que a partir de un cálculo electoral y por miedo al retorno de la derecha prefieren continuar legitimando con su apoyo el ajuste económico reaccionario actual. No obstante, aunque muchos amigos y amigas de años de militancia, innegablemente honestos, consideran que se debe votar por el ajuste económico muy malo para evitar el exageradamente malo, nosotros nos atrevemos a sostener que es hora de empezar a votar por opciones electorales anti-capitalistas, que no sigan a la cola de la fracción emergente de la burguesía. Aunque estamos conscientes de la imposibilidad de alcanzar una voz en la Asamblea Nacional anti-ajuste económico reaccionario en las actuales condiciones políticas y electorales.

Sin embargo, lo electoral no es lo esencial, ni debe dividirnos para siempre, ya que los ajustes económicos reaccionarios tienen por un lado u otro la victoria garantizada en diciembre. Lo fundamental es fortalecer nuestras capacidades organizativas autónomas para enfrentar el ajuste económico actual y aquél que ante una probable victoria preparan con mucho descaro los operadores políticos y económicos de la derecha. En las luchas nos tendremos que encontrar hoy o mañana, después que parafraseando al Comandante Ernesto “Che” Guevara: nuestros camaradas desechen las ilusiones y se apresten a luchar nuevamente por el socialismo.