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Revolución Continental

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miércoles, 26 de agosto de 2015

El cierre de la frontera es una farsa




















Los filuos Aana Wainjirawa, La Guarura

La frontera, para el pueblo wayuu, está cerrada hace rato por acuerdo de ambos gobiernos en el común interés de aprovechar la crisis para desplazarlos de sus territorios un poco más y así avanzar en el viejo plan minero del capital transnacional. Los acuerdos entre ambos gobiernos son repartirse a los Wayúu, cada quién con los suyos, en un intento de subordinar con la mendicidad y el hambre a los wayuu en ambos lados de la frontera.

Uno de los acuerdos de Cartagena firmando con Santos es el de la colaboración en inteligencia militar y policial plena, este solo vino a confirmar lo que es una práctica de la costumbre entre las policías y ejércitos de ambos lados de la frontera en este y anteriores gobiernos. Desde el tiempo de Uribe-Chávez están ambos gobiernos ejecutando proyecto de infraestructura para las transnacionales que desplazan al pueblo Wayuu, como el gasoducto transguajira de PDVSA-Gas.

Mientras se persigue a los que compran y transportan para su familia alimentos, y a los que contrabandistas pequeños, los contrabandos de los militares y empresarios vinculados a la política pasan todas las alcabalas fronterizas.

Por eso nos preguntamos ¿cómo podemos erradicar el paramilitarismo con el concurso de las fuerzas policiales y militares que lo fomentan?.

Por otro lado no pedimos ya (que importa lo que pida uno, que importa lo que pidas tu), ni pedimos hace rato una solución de estado a los problemas, pues sé que los principales operadores del bachaqueo, del contrabando de extracción y de los grandes y verdaderos negocios de la fuga de divisas están en manos de los militares corruptos que ejecutan las medidas de cierre. ¿podemos pedirles garantías a estos perros de presa de las corporaciones del crimen para que una medida de cierre tenga resultados trascendentes o garantías y que no violen los derechos de los pueblos para convertirlos en chivos expiatorios delos delitos que ellos cometen.

El bachaqueo no es un derecho humano, pero sobrevivir y resistir es nuestro derecho así no encaje en el pequeño mundo emocional de la clase media que espera que se gobierne.

Lo que está en el interés del poder al cerrar la frontera es crear la apariencia  de que el crimen tiene sus perseguidores y que  se puede contener dentro de la gobernabilidad y las regulaciones, la terrible crisis de pranización y cartelización del estado y de sus cuerpos de seguridad.

Esta situación encaja perfectamente en los planes imperiales de dominación de la región y el asunto en que nos debatimos desde los movimientos sociales es si realmente tiene sentido apostar al estado gobierno, cada vez más disuelto y desmantelado por decreto de quienes lo inventaron como mecanismo de dominación, o decidirnos, cómo ya se han decidido muchas organizaciones y pueblos en todo el continente a construir una identidad de resistencia distinta a la que nos propuso la izquierda clientelar en el poder en una variable de los esfuerzos de enclave militar y de reordenamiento territorial que ya lidera la derecha.


Parece aún complicado pero no será larga la espera en que la mirada de la mayoría de las gentes vea desde una soberanía distinta a la de las fronteras, los gobiernos y carteles que operan en ellas con frialdad genocida y con absoluta coherencia. Los pueblos fronterizos ya hace rato ven desde sí mismos.