Por: Miguel
Arteaga
La Guarura
“No se trata
de regatear sobre si el vaso está medio vacío o medio lleno, sino de romper el
vaso”
Michael
Hardt / Toni Negri.
Sin lugar a
dudas, estamos en medio de una verdadera guerra económica, y eso se hace
evidente en las calles, en los supermercados, en los abastos, en las bodegas, y
en todo tipo de establecimiento de tipo comercial que exista en nuestro país.
La precaria situación por la que atraviesan millones de personas a lo largo de
nuestro territorio para conseguir alimentos y productos de la llamada cesta
básica es verdaderamente digna de un estado de pre-guerra, de guerra real, de
invasión extranjera, de huracán escala 5 anunciado, de catástrofe nuclear.
Basta con estar en una de las largas colas para comprar algún producto
alimenticio o de aseo personal que aparecen por momentos, para apreciar la
verdadera magnitud de la situación. Esta situación se tornó aún más compleja
con los elevadísimos precios que de manera “programadamente repentina”
comenzaron a aparecer en todos los productos comercializados,
electrodomésticos, materiales de construcción, artículos que llaman de primera
necesidad, etc. Un escenario que tomó tintes evidentemente desestabilizadores,
pero que no recibían una respuesta adecuada al nivel de la amenaza que esto
representaba.
Ahora bien,
el gobierno nacional, tomó acciones en estos últimos días que debió haber
emprendido hace mucho, El por qué de no haberlo hecho antes, puede ser motivo
de diferentes interpretaciones, pero al parecer pudieron darse cuenta que las
cosas no les estaban cuadrando para mantenerse ante la arremetida
desestabilizante de los sectores económicos que activaron el plan, y la
coyuntura electoral es sin dudas otro motivo de peso para la ejecución de
dichas medidas. Una reacción sumamente tardía que causó gran daño moral,
emocional y financiero en un gran numero de la población venezolana. Estás medidas
confirman, que tanto al estado nacional, como a la burguesía, no es
precisamente el bienestar de la población que les interesa,(uno en menor medida
que otro) sino evitar el miedo-acciónque ella produce, evitar la revuelta, la
insurrección, la indignación hecha carne en las calles. Es a ese miedo a
quienes responden ambos bandos de la contienda “política” nacional. Es por ese
miedo que se toman acciones aparentemente “heroicas” pero que siguen dejando
intactas las estructuras de dominación capitalistas, las jerarquías sociales,
los modelos de producción y todo el andamiaje que conforman la totalidad del
sistema actual de las cosas, es decir, las estructuras del estado capitalista y
de la composición social siguen intactas con todas estas medidas, se actúa contra
los precios injustos, y se establecen precios “justos” pero que nadie diga una
palabra sobre la gran injusticia que es el sistema, que a su vez es la fuente
de todas las injusticias. Solo se toman medidas temporales contra una de las
consecuencias del desigual engranaje de dominio, pero al gran corruptor lo
siguen dejando con vida, y este gran corruptor tiene la capacidad de
reinventarse en nuevos mecanismos que le permitan sus funciones originarias,
que no es precisamente la justicia social. Es una ingenuidad pensar que desde
una estructura que está configurada para el dominio y la explotación como lo es
el estado, se puedan generar mecanismos que lo combatan y lo hagan desaparecer
como forma opresora de la liberación y la autonomía de los pueblos. Es como
pedirle al verdugo que se ponga él en la horca en lugar del condenado.
Se podrá
argumentar que las acciones económicas llevadas a cabo por el gobierno nacional
contra los especuladores, usureros, acaparadores, etc. Son admirables desde
todo punto de vista. Ciertamente son admirables, no precisamente para nosotros
los que no poseemos nada, sino solamente para aquellos defensores y
“mantenedores” del sistema capitalista mundial, los que diariamente propician
el consumismo desmedido, lo que imponen la cultura de la mercancía y sus formas
de vida. Porque simplemente plantear la pela en el terreno que los grupos
económicos escogen es hacerle el juego a las estructuras de dominación, en
lugar de centrar la pelea en los núcleos fundamentales de explotación, de
negación a las capacidades productivas, en el problema central de toda sociedad
que es la tenencia de la tierra y todas sus vertientes liberadoras. En 14 años
no se ha hecho más en el terreno político que pasar de una coyuntura a otra,
electorales, desestabilizadoras, golpes, sabotajes, etc. Una dinámica siempre
impuesta desde las estructuras del poder económico mundial, ejecutadas por sus
sirvientes nacionales. Son ellos los que imponen la agenda, son ellos los que
deciden en que terreno se pelea, son ellos los que ponen las reglas de juego. Y
los conductores del “proceso revolucionario” no hacen más que obedecer y
caminar bajo las sombras de las jugadas políticas de sus adversarios. Es una
ingenuidad tremenda pensar en lograr algún tipo de victoria política peleando
en el lugar que escoja el capitalismo, por esa razón la burguesía venezolana
con estas medidas tomadas por el gobierno nacional, gana perdiendo.
Gana
perdiendo por el simple hecho de que semejantes medidas solo representan un
reajuste en los mecanismos de ganancias, pero todo lo demás seguirá intacto,
con el agravante que representa a una burguesía nacional golpeada a medias,
medio herida, y que atacará con más fuerza con la que se le golpeó. Es el
problema de la confrontación en el terreno del enemigo, en cambio imponer
nosotros la agenda, representaría dar un paso adelante que ellos, pero esto
lamentablemente desde el gobierno nacional en 14 años no se ha querido hacer.
La desarticulación definitiva de todo el engranaje del sistema capitalista
sigue siendo un sueño de unos cuantos locos que se atreven a plantearlo.
Sabemos muy bien que los centros de poder nacional no tienen ni la más mínima
intención de suicidarse, de inmolarse, de lanzarse ellos solítos por el
barranco, y también sabemos que desde las estructuras del estado, no se hace
más que preservar y fortalecer todo para lo cual fue creado, para la
dominación, el control, e impedir el surgimiento de fuerzas autodeterminantes
que representen una amenaza para su hegemonía. Mientras este sea el escenario y
la prioridad de los dirigentes del proceso “revolucionario” no habrá revolución
posible al menos en lo que en la práctica social se corresponde, simplemente
porque el camino hacia la revolución social es un camino totalmente antagónico que
el impuesto por las formas de dominio capitalistas. El estado y todas sus
formas y representatividades, es la negación de la autodeterminación de los
pueblos en lucha, es el cerco que impide el desarrollo de las fuerzas sociales
de organización del común, de las relaciones afectivas, de los lenguajes, de
las formas de comunicación, de las formas de cooperación, en fin, de toda la
creación de nuevas formas de vida, donde las personas no son vistas como
objetos, sino como sujetos que impulsan el hacer creativo de la dignidad
colectiva.
La
revolución social solo será posible con una ruptura definitiva con la relación
dicotómica amor-odio del proceso bolivariano y la burguesía nacional, todas las
medidas tomadas en estas circunstancias, incluyendo la tan deseada “ley
habilitante” no serán más que acciones orientadas al mantenimiento y
fortalecimiento del estado y todas sus estructuras capitalistas, que son la
esencia de su creación. La cuestión de la revolución YA, no es posible pensarla
en términos de etapas y procesos de “adecuamiento”, la cuestión de la
revolución debe plantearse de manera radical en un momento como el que vivimos
hoy, no hay salida, hay que cambiar la temporalidad que nos impone el capital,
una nueva temporalidad que impongamos desde el hacer colectivo, una
temporalidad que imponga la agenda de lucha, y no que ellos nos las impongan,
somos nosotros los que diariamente reproducimos el capital, y somos nosotros
únicamente quienes podemos detenerlos. La revolución hoy y ahora, se vuelve una
imperiosa necesidad, una necesidad que solo se puede satisfacer desde los
intrincados caminos de los pueblos en lucha, poesía humana que resuena en las
calles.
Volvemos por
todos los caminos !!!