Opinión
Por: Laclase.info
15 de noviembre.- El anunciado debate entre los cinco precandidatos de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), decepcionó a quienes esperaban poder contrastar posiciones políticas. Los precandidatos de la coalición electoral integrada por partidos de derecha y centroderecha asistieron ayer al evento convocado por organizaciones estudiantiles de la Universidad Católica Andrés Bello, pero lejos de confrontar propuestas se limitaron a intercambiar sonrisas y palmadas en la espalda. De hecho, el protocolo acordado por los organizadores y los precandidatos establecía que Arria, Capriles, Pérez, López y Machado no confrontarían directamente opiniones ni se realizarían emplazamientos o preguntas entre sí. Y así, un desabrido pensamiento único fue lo que traslució en los discursos de los cinco precandidatos.
Los aplausos luego de las intervenciones estaban prohibidos y se controló la entrada de estudiantes al Aula Magna de la Ucab para evitar que se rompiera el estricto control sobre cada aspecto del desarrollo del evento.
Incluso comentaristas identificados con posiciones de derecha y que apoyan a la MUD mostraron su decepción ante el triste espectáculo brindado por los precandidatos. Armando Durán escribió una columna de opinión para El Nacional en la que se refiere a "el debate que, sin confrontación real de posiciones, no fue de ningún modo un debate... Respuestas idénticas en un minuto exacto de tiempo, contaminadas por el virus de los lugares comunes y la retórica habitual de los discursos electorales... Promesas que se repiten incesantemente y que todos hemos escuchado en otras campañas electorales".
Cursilería y demagogia delirante
La política estuvo ausente, y su lugar lo ocupó una sensiblería entusiasta. Pablo Pérez, a falta de propuestas concretas para enfrentar los problemas del país, optó por una retórica acaramelada. "Me convertiré en el gran padre de familia de toda Venezuela", dijo, entrecerrando los ojos.
Capriles habló de "dejar de regalar los recursos", pero no pronunció ni una palabra acerca de dejar de entregar nuestro principal recurso, el petróleo, a las transnacionales a través de empresas mixtas u otras fórmulas como los convenios operativos. Intentó sin éxito incursionar en el área de la teoría sociológica, al plantear que "con educación no hay distinción de clases".
Arria aburrió con sus referencias abstractas a los "cambios estructurales" y "la falta de libertad".
López dijo que combatiría la corrupción. No dijo cómo. También dijo que vincularía las universidades a las empresas privadas.
Machado dijo que combatiría "el culto al comunismo" y que impulsaría el "capitalismo popular" para que seis millones de personas que se dedican a la economía informal se conviertan en capitalistas. Evidentemente, si todos somos capitalistas, no tendríamos a quién explotar, y por lo tanto no podríamos ser capitalistas. Pero este pequeño problema de lógica formal no cruzó la mente optimista de la precandidata.
Los precandidatos-empresarios no son alternativa.
Si algo quedó demostrado luego hora y media carente de ideas y propuestas, fue que en las primarias de la MUD se podrá elegir entre caras, pero no entre proyectos. El proyecto de los cinco empresarios que se disputan la candidatura presidencial de la MUD es el mismo, pero para conocerlo no basta con escuchar lo que plantean en sus discursos; además es necesario tomar nota de lo que convenientemente omiten, lo que maliciosamente callan, lo que no dicen ni pueden decir. Y es que la MUD no puede decir abiertamente si mantendrá la política de entrega de la industria petrolera a capitales transnacionales, ni cuál considera que debe ser el monto del salario mínimo, ni si continuará la política privatizadora en las empresas básicas de Guayana, tal y como es impulsada por el gobierno a través de la asociación con capitales chinos. Porque si se pronunciaran acerca de estos temas, demostrarían que ellos no tienen diferencias de fondo con el gobierno de Chávez. Y por eso la MUD no es alternativa.
