Un Estado de Excepción, para perseguir, maltratar,
encarcelar, torturar, vejar y humillar a los habitantes de la frontera que
buscan sobrevivir de cualquier actividad o “rebusque” que los capos del
contrabando o del narcotráfico, con conexiones en ambos gobiernos les ofrecen.
Situación que se presenta, porque los regímenes de ambos países han sido
incapaces y no les interesa generar empleos y programas para el desarrollo que
de verdad dignifiquen la vida humana y eleve las condiciones materiales de
existencia del sector.
Enrique Contreras Ramírez
Hay situaciones, que de verdad la publicidad y los gobiernos
disfrazan y pintan el panorama que no se corresponde con la realidad, es el
caso del eje fronterizo colombo-venezolano, donde ambos gobiernos en nombre del
llamado ESTADO vienen efectuando operaciones militares, bajo el argumento de
combatir el contrabando, el paramilitarismo, el narcotráfico, la guerrilla y
demás manifestaciones delictivas, que son parte de la cotidianidad del sector
fronterizo y donde la clase política se acuerda solamente cuando hay procesos
electorales.
Los operativos de “seguridad”, se vienen desarrollando en
los barrios marginales, donde los servicios públicos brillan por su ausencia,
el desempleo a la orden del día y donde la prostitución se práctica
lamentablemente para sobrevivir, el sicariato un empleo transitorio al igual
que las llamadas mulas encargadas de pasar la menudencia de la coca o la
marihuana, el bachaqueo para adquirir pesos y luego cambiar a bolívares, el
contrato ocasional para choferes en función de pasar motos y vehículos robados.
Es parte de la actividad de una frontera, donde la pobreza se manifiesta en
todos los órdenes como testigo silente de la ineficacia de gobiernos que sólo
han servido para llenar de hambre y miseria a nuestros pueblos.
Un Estado de Excepción, para perseguir, maltratar,
encarcelar, torturar, vejar y humillar a los habitantes de la frontera, a los
excluidos que buscan sobrevivir, de cualquier actividad o “rebusque” que los
capos del contrabando o del narcotráfico de nuestros países – militares y
civiles- vinculados a los gobiernos les ofrecen y tal situación se presenta,
porque los jefaturas de ambas Repúblicas han sido incapaces y no les interesa
generar empleos que de verdad dignifiquen la condición humana, ni tampoco han
planificado con seriedad programas o proyectos binacionales que fortalezcan el
desarrollo del espacio fronterizo a pesar de que tan importante región es la
frontera más dinámica de toda América Latina.
EL FANTASMA DE LA INSURGENCIA
Acerca de esta contexto, las elites que conforman la clase
política, económica y del gobierno de ambas naciones, saben perfectamente, que
son culpables directos de estos escenarios de descomposición social.
Entienden, que en cualquier momento las cosas en esta
frontera pueden ir más allá de lo que se pueda imaginar y saben también, que
para ambos gobiernos se encuentra presente el fantasma de la insurgencia, de
allí que vean a cada habitante del sector como un enemigo solapado que en
cualquier momento puede insurgir contra los gobiernos de ambas naciones, ya que
para nadie es un secreto que las condiciones geopolíticas del eje fronterizo
colombo-venezolano se presta para tales fines.
Es aquí y no se quiere decir donde entra “El Plan Colombia”
o como le quieran llamar, para evitar que el panorama se les complique y tratar
de controlar a como dé lugar el “desorden”, pues más allá del llamado
bachaqueo, narcotráfico, contrabando, paramilitarismo o cualquier otra forma de
manifestación de éste tipo, saben ambos gobiernos que los diálogos de paz con
la guerrilla colombiana que se celebran en la Habana-Cuba, no son la expresión
unitaria de los grupos insurrectos, pues sectores de la misma se encuentran en
desacuerdo con los llamados diálogos y siguen operando en franca desobediencia
con la estructura burocrática que negocia con el gobierno del Presidente
Santos.
LA VIOLENCIA HORIZONTAL
Si algo tiene como objetivo principal, “El Plan Colombia” es
el de proteger las “inversiones extranjeras” (Empresas Mixtas) tanto en el
territorio colombiano como venezolano, de allí que el llamado Estado de
Excepción, es otro distractor para evitar que se sepa con conciencia, que ambos
países, al igual que el resto de América Latina, se entregan nuestros recursos
al Imperio del Gran Capital.
Para los informados de la materia, saben que “El Plan
Colombia” en el campo de su doctrina militar de baja intensidad, se establece
claramente sembrar el odio entre los pueblos, provocar la violencia horizontal,
para evitar la unidad de los mismos, es la perversidad presente de
manipulaciones planificadas y orientadas a dividir los habitantes de ambas
naciones hermanas, pueblos con una misma historia y donde la dinámica
fronteriza ha convertido a colombianos y venezolanos en una sola comunidad familiar,
comunidad familiar que no es atendida ni por el gobierno venezolano y mucho
menos colombiano.
Habrá lucha y resistencia de parte de la población
fronteriza, que poco a poco ira tomando conciencia de su responsabilidad
histórica siguiendo el ejemplo de quien libertara ambas naciones o como dice la
canción de Alí primera, el Orinoco y el Magdalena se abrazaran para exigir
ambos pueblos sus propias reivindicaciones, para lograr la justicia que a
través de nuestra historia siempre ha anhelado y en ese momento, esa violencia
de ese pueblo dejara de ser horizontal, para apuntar hacia los responsables de
tantos problemas que a los humildes les ha tocado VIVIR, por las ambiciones de
una clase política y económica, que siempre ha creído que su poder es indestructible.
Ese día, esa violencia horizontal se convertirá, en violencia vertical y
apuntara hacia los responsables de que el pueblo haya vivido en tanta
desgracia.