Omar Vázquez Heredia
laclase.info
Contexto
Ya los dos grandes bloques políticos empezaron con su
principal estrategia electoral: la polarización partidista. Constituirse en las
únicas opciones políticas y electorales del país, intentando evitar el
surgimiento de alternativas ante el gobierno y la MUD. El gobierno recurriendo
a su autodefinición como “garante de la paz” y “defensor del legado del
Comandante Chávez”, en cambio la oposición de derecha planteándose como la
“fuerza del cambio” que puede lograr que terminé la pésima situación económica.
En realidad, en las elecciones parlamentarias los grandes bloques políticos no
tienen diferencias antagónicas solo se disputan la forma, intensidad y
factibilidad de sus propios ajustes económicos reaccionarios, por lo tanto
ninguno de los dos representa las verdaderas necesidades e intereses del pueblo
trabajador.
Los ajustes económicos reaccionarios. Las formas
En la actualidad en Venezuela el gobierno nacional viene
aplicando un ajuste económico reaccionario, reduciendo de manera unilateral las
importaciones con la finalidad de liberar recursos con los cuales asumir el
pago de deuda. La contracción del ingreso de bienes de consumo final y
fundamentalmente de insumos extranjeros implica una declinación lineal de la
oferta de mercancías, en otras palabras el incremento grosero de la escasez.
Llenando el paisaje nacional de filas en los centros de distribución estatales
y privados, a pesar de los mecanismos de racionamiento como la compra por
número de cédula. Desabastecimiento de bienes que impulsa la inflación y por
ende el deterioro brutal de la capacidad de compra de los salarios del pueblo
trabajador. Los datos oficiales que comprueban nuestra tesis, son por un lado
que hasta el tercer trimestre de 2012 se importaron 45.826 millones de dólares,
en cambio en el mismo lapso de tiempo en el 2014 las importaciones solo fueron
35.820 millones de dólares[iii]. Un 21,83% menos. Permitiendo que con un precio
del petróleo promedio de 88,42 dólares por barril menor a los 98,08 dólares del
2013, pagar 9631 millones de dólares de los pasivos de PDVSA[iv], mientras se
sigue garantizando la fuga de divisas de la burguesía local que alcanzó 7074
millones de dólares en los tres primeros trimestres del 2014 y se mantiene una
estructura tributaria regresiva en la cual en el 2014 el IVA representó el
57,5% de la recaudación tributaria y el ISLR solo el 25,29%[v].
Desafortunadamente no tenemos datos del último trimestre del año 2014 y menos
del 2015. No le conviene al gobierno nacional seguir develando información que demuestra
el ajuste económico reaccionario que se encuentra ejecutando.
La oposición de derecha en caso de retornar al gobierno
nacional va ejecutar un ajuste económico reaccionario más estructural,
reduciendo las importaciones a través de la eliminación del control de cambio.
Una medida que supondría una mega-devaluación que eliminaría la brecha entre el
tipo de cambio real y el nominal, entre el paralelo y el oficial. Además, se
eliminarían o reducirían los subsidios a los servicios básicos: energía eléctrica,
agua, teléfono y transporte estatal entre ellos el Metro, asimismo intentarían
como en los años 90 la privatización de derechos sociales como la salud,
educación y seguridad social. Mientras, con la excusa de regresar las empresas
y tierras a sus antiguos propietarios, se empezaría un plan nacional de
privatizaciones periféricas como actualmente de PDVSA[vi] o más generales como
en su época la CANTV y SIDOR. Finalmente, se terminaría la actual eliminación
gradual del control de precios, trasladando la escasez de los anaqueles de los
centros de distribución estatales y privados hacia los estantes de los hogares
más pobres de la sociedad venezolana. Ya no habría colas porque muchas menos
personas podrían comprar los bienes de primera necesidad.
Los ajustes económicos reaccionarios. Las intensidades.
La intensidad de un ajuste económico reaccionario se puede
medir por la inflación, señalando el deterioro de la capacidad de compra de los
salarios. Dato que facilita identificar los efectos de trasladar la crisis del
mercado petrolero mundial a los bolsillos y estómagos del pueblo trabajador
venezolano. En palabras del propio Presidente Nicolás Maduro la inflación
terminará el año en 80%[vii], sin embargo subestima la cifra y debe finalizar
el 2015 en tres digitos, por encima del 100%. Eso en medio del silencio
cómplice del Banco Central de Venezuela. Es una intensidad significativa la del
actual ajuste económico reaccionario gubernamental, que podría estar
representando la erosión más grande y acelerada de los salarios del pueblo
trabajador en la historia petrolera de Venezuela. Recordemos que la inflación
anualizada más alta del país ocurrió en 1996 cuando llegó al 103,2%, en
correspondencia con la concreción por parte de Rafael Caldera y Teodoro Petkoff
de la neoliberal “Agenda Venezuela”.
En cambio, la intensidad del ajuste económico reaccionario
de la oposición de derecha no solo se tendría que medir por la inflación, sino
también en los cambios que implicaría para la sociedad venezolana. Algunos
intelectuales de la derecha venezolana, desde la tranquilidad de sus sueldos en
dólares en Estados Unidos, esgrimen que en la actualidad existen las mejores
condiciones para una transición a un capitalismo neoliberal porque llegaría a
lograr un apoyo de las grandes mayorías, en otras palabras el anhelado consenso
activo[viii]. Algo que nunca tuvo en Venezuela el neoliberalismo, tanto Carlos
Andrés Pérez como Rafael Caldera ganaron sus elecciones con un discurso
anti-neoliberal y los candidatos Manuel Rosales y Henrique Capriles Radonski
tampoco propusieron públicamente en sus campañas un programa neoliberal. Ante
la condición profundamente estatista de la Venezuela petrolera. En resumen, la
intensidad del ajuste económico reaccionario de la oposición de derecha sería
una Venezuela abiertamente neoliberal, ya no solo la capitalista que mantuvo la
llamada Revolución Bolivariana.
Los ajustes económicos reaccionarios. Las factibilidades.
El gobierno nacional aplica su ajuste económico reaccionario
sin grandes resistencias, en algunos lugares han surgido conatos de violencia
ante el descontento por la escasez y en otros espacios la clase trabajadora
lucha en contra de despidos arbitrarios y masivos como en el Ministerio de
Ecosocialismo. Sin embargo, son hechos aislados. El gobierno nacional logra
contener y manipular al pueblo trabajador por su origen anti-neoliberal, su
supuesta condición de defensor del denominado legado de Chávez y la utilización
de una estrategia creada en los laboratorios de propaganda estatal que encubre
el carácter anti-popular de la política económica gubernamental: la llamada
“guerra económica”. La “guerra económica” es una farsa, como ya vimos con datos
la principal causa de desabastecimiento en Venezuela es la contracción de las
importaciones realizada por el gobierno nacional para liberar recursos con los
cuales asumir pago de deuda con el capital financiero mundial. Algo que
garantizan hasta en persona a través de la reunión del Ministro de Finanzas con
instituciones financieras en Nueva York como la JP Morgan, que después
publicitó en su twitter como un gran logro[ix]. Después de dos meses del cierre
de la frontera con Colombia y en medio de los acuerdos del gobierno para la
distribución de bienes subsidiados con empresas privadas por ejemplo Makro y
Farmatodo, ya se acabaron las excusas. Ni siquiera los “bachaqueros” los cuales
son una consecuencia del ajuste económico reaccionario y no la causa de la
escasez. Ante el desabastecimiento hay grupos que especulan con las necesidades
del pueblo trabajador. La “guerra económica” logra encubrir el ajuste económico
porque el gobierno nacional por un lado evita devaluar el tipo de cambio
oficial (nominal), mientras se deprecia de manera vertical el tipo de cambio
real. Entonces, asume su papel de víctima: “yo no estoy devaluando, sino que
una página WEB especula con la moneda nacional”. Sin negar cierto arbitraje
especulativo de la página WEB, tampoco se puede esconder que hay causas
concretas que generan la depreciación del bolívar, algunas impulsadas o
conservadas por el gobierno nacional: el desplome del precio del petróleo que
impide una mayor oferta de dólares, el aumento grosero de la liquidez
monetaria, el declive de las reservas internacionales que comenzaron el año por
el orden de los 22 mil millones de dólares y en la actualidad se encuentran en
15.900 millones de dólares, la gran escasez de mercancías, los altos niveles de
ganancia de una burguesía que demanda una gran cantidad de dólares porque sus
ingresos son atesorados en el exterior, entre otras. Asimismo, el gobierno
nacional realiza aumentos de salarios mínimos en forma dinero pero que en el
marco del ajuste económico reaccionario no pueden derivar en mayor capacidad de
compra de bienes y servicios. La elevación de los ingresos salariales del
pueblo trabajador en un escenario de contracción de la oferta de mercancías
producidas en el país o importadas, solo crea las condiciones para que la
burguesía que monopoliza el control de los bienes y servicios incremente los
precios para aumentar su ganancia. Claro, pero el gobierno nacional escondiendo
la reducción de las importaciones de bienes de consumo final e insumos vuelve
asumir su rol de víctima: “yo intento ayudar con aumentos de salario pero los
especuladores se los apropian”. En realidad, hoy, la mejor opción para la
fracción tradicional y emergente de la burguesía local es el gobierno nacional.
Aplica con orden y cooptando a la inmensa mayoría del movimiento popular un
ajuste económico reaccionario que traslada la crisis al pueblo trabajador, sin
afectar en nada sus intereses: ni la reforma tributaria progresiva, menos la
estatización del comercio exterior son medidas concretadas en la peor crisis
económica del proceso bolivariano. Entonces, nos preguntamos ¿En qué momento
piensan asumir medidas anti-capitalistas? Nunca. Su condición de expresión
política de la fracción emergente de la burguesía les impide en términos
materiales afectar sus propios intereses. Ni “empresarios patriotas”, ni altos
dirigentes que han acumulado riqueza que les resguardan sus testaferros se van
a imponer más impuestos, tampoco van a dejar el lucrativo negocio de las
importaciones con dólares subsidiados.
En cambio, aunque en Estados Unidos intelectuales
conservadores y empresarios sueñan con una Venezuela neoliberal, es mucho menos
factible el ajuste económico reaccionario de la derecha venezolana. Podrán
aplicar algunas medidas iniciales, pero una sociedad tan estatista como la
nuestra no va aceptar la mercantilización de necesidades esenciales como
educación y salud, ni de empresas estatales como PDVSA, menos después de 16
años de proceso bolivariano, que no implicó transformaciones anti-capitalistas
no obstante realizó cambios posneoliberales y dejaría una cultura política
anti-neoliberal. En caso de su retorno tendría varios enemigos en frente: el
chavismo popular, la izquierda e incluso el chavismo oficialista, pero el peor
de todos para ellos y ellas: el pueblo trabajador. Para la fracción tradicional
de la burguesía y su expresión política es ahora o nunca la transición al
neoliberalismo, sin embargo es un gran peligro. Creo que pueden hasta preferir
que el chavismo oficialista termine su tarea: el ajuste económico reaccionario
y regresar en un contexto de mayor desprestigio del chavismo en su conjunto. Ya
veremos qué decisión asumen en el 2016: referéndum revocatorio o no.
Conclusión
En el marco de un sistema electoral que privilegia a los dos
bloques políticos mayoritarios y castiga a las minorías, especialmente después
de la institucionalización de las llamadas “morochas” con la reforma a la ley
electoral del año 2009, es muy complicado que las organizaciones
anti-capitalistas que cuestionan el actual (gobierno) y el posible (derecha)
ajuste económico reaccionario logren ganar algún curul. No es nada fácil ganar
un circuito o al menos quedar segundo en el voto lista de un Estado. Esa
circunstancia ocasiona la sedimentación de los dos bloques políticos, evitando
el retiro de los sectores subalternos y disidentes. Todos conocemos que dentro
del Gran Polo Patriótico existen partidos y organizaciones que a partir de un
cálculo electoral y por miedo al retorno de la derecha prefieren continuar
legitimando con su apoyo el ajuste económico reaccionario actual. No obstante,
aunque muchos amigos y amigas de años de militancia, innegablemente honestos,
consideran que se debe votar por el ajuste económico muy malo para evitar el
exageradamente malo, nosotros nos atrevemos a sostener que es hora de empezar a
votar por opciones electorales anti-capitalistas, que no sigan a la cola de la
fracción emergente de la burguesía. Aunque estamos conscientes de la
imposibilidad de alcanzar una voz en la Asamblea Nacional anti-ajuste económico
reaccionario en las actuales condiciones políticas y electorales.
Sin embargo, lo electoral no es lo esencial, ni debe
dividirnos para siempre, ya que los ajustes económicos reaccionarios tienen por
un lado u otro la victoria garantizada en diciembre. Lo fundamental es
fortalecer nuestras capacidades organizativas autónomas para enfrentar el
ajuste económico actual y aquél que ante una probable victoria preparan con
mucho descaro los operadores políticos y económicos de la derecha. En las
luchas nos tendremos que encontrar hoy o mañana, después que parafraseando al
Comandante Ernesto “Che” Guevara: nuestros camaradas desechen las ilusiones y
se apresten a luchar nuevamente por el socialismo.