La pequeña voz de un funcionario de gobierno no sonará mas alto que un pueblo movilizado
Cuando leemos las variadas notas, artículos y análisis en defensa de la revolución bolivariana en páginas como Aporrea.org, difícilmente encontramos una crítica al gobierno y sus principales referencias. Generalmente ellos son un montón de virtudes a pesar de los problemas reales. Todos los males provienen de afuera, de la derecha, de los sectores reaccionarios, de los que no obedecen disciplinadamente a las órdenes del Comandante.
Discrepo de estas visiones. Los principales problemas de la revolución venezolana provienen de sus propias entrañas, de sus propios dirigentes que hacen de todo para frenar un proceso que no tiene dueño y por eso continua su marcha triunfal. O mejor dicho que tiene un único dueño y motor: la movilización permanente del pueblo pobre y trabajador venezolano.
Ese fenómeno fantástico, que marcó las líneas fundamentales desde el Caracazo hasta nuestros días acabó con CAP y el bipartidismo “puntofijista”, explotó (la) Caldera cuando no cumplió con su palabra, impuso a Chavez Presidente a pesar de la campaña de “militar golpista”, derrotó el paro patronal y el golpe oligárquico-imperialista de Pedro “el breve”, además de garantizar el triunfo en un montón de elecciones.
El verdadero problema de esta revolución está en los “dirigentes” que asumen funciones en este proceso y que sólo no consiguen acabar con él porque es muy fuerte. Claro que no podemos abusar de nuestra suerte y de nuestras fuerzas, porque si el Comandante continúa dando responsabilidades y alentando la “boliburguesia” y los Diosdado Cabello podemos continuar lamentando derrotas como algunas de las sufridas en la última elección.
Veamos el caso del recientemente electo gobernador del estado Aragua, Rafael Isea. En medio del dolor, de la rabia y de la justa indignación de los trabajadores y del pueblo por haber perdido, tres de sus principales dirigentes, a manos del sicariato, se sale con ésta en El Aragüeño: “No vamos a permitir protestas que paralicen el tránsito. Sabemos que en las manifestaciones hay infiltrados para tratar de desestabilizar el estado Aragua y generar el caos” Sinceramente, con estos dirigentes, la derecha venezolana puede dormir tranquila porque continuará bien representada en el gobierno de Aragua.
¿Cómo un dirigente que se llena la boca de revolución y como buen chavista debe defender el socialismo, considera más importante el tránsito de vehículos que la masiva indignación popular y la exigencia de investigación de una masacre horrible que está siendo repudiada en Aragua, en Venezuela y en muchos países del mundo? En vez de alentar y encabezar estas movilizaciones que son la verdadera esencia de la revolución, este dirigente las condena utilizando los mismos argumentos de “los infiltrados”, que usa la derecha.
“Esas manifestaciones están fuera de lugar, una vez que el Jefe de Estado (Hugo Chávez Frías) hizo una reflexión el pasado 1º de diciembre en su visita a Maracay, y garantizó que se llevarán hasta las últimas consecuencias las investigaciones de este lamentable hecho a fin de dar con los responsables”. ¿Acaso los otros crímenes contra dirigentes sindicales, comunales e indígenas fueron esclarecidos? No señor gobernador, no trate de mudar la historia, al contrario de lo que usted dice, si esta vez se consigue identificar los asesinos, lo que todavía no se puede afirmar, será “por la cordura y a la madurez de los jefes sindicales” que convocaron esa gran manifestación del pueblo aragüeño y no por la investigación desinteresada del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC).
Compañeros Richard Gallardo, Luis Hernández y Carlos Requena, ustedes fueron grandes porque dedicaron sus vidas a la defensa incondicional y hasta la muerte de los intereses de la clase trabajadora y eso nos impone el compromiso de ir hasta el final. No dejaremos de movilizarnos hasta descubrir y castigar ejemplarmente los autores materiales e intelectuales de este asesinato que acabó con vuestras vidas pero no con las enseñanzas que ustedes nos dejaron. La pequeña voz de un funcionario de gobierno no sonará mas alto que un pueblo movilizado. Para quien no entiende esto, desde La Encrucijada, desde Turmero, desde Aragua, desde Venezuela y desde el mundo, los luchadores consecuentes decimos: “Isea: ¿por qué no te callas?”
AutoR: Vicente Sawisky