La creación de un partido revolucionario que sea capaz de llevar adelante la formación de los cuadros necesarios para emprender la transformación de la sociedad, es una de sus metas fundamentales de este, pero si además ese partido logra acceder al gobierno, su tarea será la de mantenerse en el poder para lograr los cambios necesarios para beneficio del pueblo.
Bueno, eso corresponde a la idea sobre la conformación de un partido en el sentido clásico revolucionario. Se debe entender que los paradigmas en este sentido obedecían a la conformación de una organización de cuadros revolucionarios, revolucionarios profesionales dedicados a tiempo completo a la tarea revolucionaria.
Esto no es así cuando se trata de la conformación de un partido de masas, la principal tarea debe ser la formación ideológica de todos sus miembros, la de sus cuadros dirigentes, así como la profundización de los cambios revolucionarios que lleven a la creación de una sociedad más justa, socialista.
¿Quiénes pueden pertenecer a este tipo de partido revolucionario de masas?
Es obvio que todo el que quiera, sin exclusión de nadie. Su función principal es elevar la conciencia revolucionaria, formando ideológicamente a sus miembros para garantizar una práctica revolucionaria transformadora que de inicio a verdaderos cambios profundos y perdurables.
¿Cómo?
Con la creación de círculos de estudio revolucionario, elaboración de periódicos comunitarios ideológicos, discusión de temas nacionales e internacionales que ayuden a la comprensión de una un contexto general, generar una práctica social con objetivos claros en la formación de la ética y moral socialista, en fin, todas aquellas actividades que faciliten y aceleren la transformación social y un nuevo mundo posible.
Pero este partido y sus tareas pueden desvirtuarse si no se tienen los objetivos claros con respecto a lo que se pretende como meta final o si por el contrario se tratan de imponer otros objetivos a costa de obtener beneficios o reconocimientos inmediatos.
La inclusión de miembros sin conciencia revolucionaria, sin la ética necesaria para asumir con claridad las tareas que impone el momento histórico, pervierte la acción revolucionara, y lo único que logra es el fracaso del proyecto, así como la creación de una falsa idea de estar avanzando en los cambios, cuando en realidad es todo lo contrario: la parálisis producto de ideas, metas y líderes no claros.
Una idea falsa de triunfalismo ha aparecido al trocarse lo que debe ser voluntario en obligación para garantizar un estilo de vida, un cargo, una posición o una cuota de poder.
Esto último es lo que se ha venido observando dentro de la conformación del PSUV. Lo que debe ser una militancia de conciencia ideológica, de identificación con el gobierno bolivariano y los cambios que se adelantan, se ha convertido en obligación para algunos, echándose a un lado la formación de una verdadera conciencia revolucionaria y militancia voluntaria.
Militancia por cargo.
Muchas personas adversas al proceso, al gobierno y al líder se han inscrito en el PSUV para evitar ser reconocidos como tales, muchos funcionarios obligan a la inscripción para hacer ver su trabajo político. Al practicarse esta modalidad insensata, la desmoralización cunde dentro de las filas de la revolución, creándose animadversión en ciertos sectores de la población que ven con desagrado esta práctica poco revolucionaria y hasta contrarrevolucionaria. Se les obliga a las personas a inscribirse en el Partido para no perder trabajos, cargos, derechos.
Militancia por nada.
Al obligarse a una militancia forzada a personas que no lo desean, con el fin de aparentar un trabajo proselitista que avanza, se crea la ilusión de una victoria arrolladora, la que atenta contra el verdadero ideal revolucionario de transformación social y cambio. Esto es contrarrevolucionario y obra en favor de una oposición pitiyanqui, entreguista, burguesa y oligarca. Quienes así actúan no son revolucionarios, lo desdice su práctica estalinista, contrarrevolucionaria y favorecedora de una idea desacertada de lo que debe ser verdaderamente una militancia política de compromiso.
Militancia por votos.
Forzar militancia por votos, para que la gente no pierda su trabajo, para que consiga lo que por derecho le pertenece, para procurarse posiciones o mantenerlas, es bajo, contrarrevolucionario y en nada favorece a la imagen y ética del verdadero revolucionario. Contradice el trabajo que se ha venido desarrollando desde hace 10 años a favor de un proyecto que busca instaurar el socialismo como único sistema capaz de brindar igualdad y libertad.
¿Qué diría nuestro líder si se entera que se está forzando a la población a una militancia que no quiere? ¿Qué diría si llega a conocer que muchos de los militantes son abiertamente opositores al gobierno? ¿Todos los chavistas son verdaderos revolucionarios o sólo lo aparentan para mantenerse en la movida?
Hay que revisar con seriedad esta práctica mal orientada a buscar militancia a la fuerza, hay que actuar de un modo distinto asegurando una verdadera militancia y formación revolucionaria. Nadie está obligado a una militancia para satisfacer cuotas impuestas por burócratas que aparentan hacer bien su trabajo.
El partido de masas no debe convertirse en una masa de partidos dentro del PSUV, esto atenta contra la verdadera esencia de la revolución.
Por: Wilmer Ortuño