La prensa amarillista sigue
sigue mencionando a los hijos de Sabino Romero en los casos de secuestro en
Machiques. Hoy el pasquin ganadero de la verdad volvió a mencionarlos en la
noticia de un secuestro.
Es fácil para la clase ganadera
latifundista y su periódico La Verdad incriminar a los hijos de Sabino Romero
Izarra en cualquier crimen que ocurra en la región, así a sido históricamente.
En Machiques, por una cultura racista que prevalece en muchos la gente les
cree. Repetimos, una acusación de este tipo en la región equivale a una condena
de muerte a ser ejecutada por el primero de los cientos de sicarios que operan
en la zona. Históricamente esta criminalización a la familia de Sabino ha
tenido el concurso lamentable de autoridades nacionales y regionales de todos
los colores. El propio Alcalde de Machiques ha hecho declaraciones públicas de
racismo en varias ocasiones.
No basta con maquillar de
esfuerzos mediáticos la contrata organizada del crimen en la región, es
necesario un esquema de solución de esta tragedia histórica en el que
tribunales especiales e investigación verdaderamente independiente trabajen
sobre el problema, ya que los cuerpos policiales y oficiales de la FANB se
relacionan con privilegio y preferencia con los sectores más reaccionarios de
la clase ganadera.
Los productores de la zona
pudieran pedir también, y es justo, que cese la industria del secuestro, que el
estado desmantele definitivamente este delito, pero habría que pedirles que
cese su complicidad por silencio con sus dirigentes reaccionarios que ayudan
con su política a alimentar también la industria del crimen en la región. No
podemos seguir viendo cómo natural en ningún caso una justica y un orden que actué
desde los intereses corporativos y gremiales, eso es mafioso, eso es crimen
organizado.
Por otro lado, el fracaso de la
reforma agraria en las aguas de la corrupción y de la relatividad jurídica de
la propia ley hace que el latifundio y la estafa productiva aún se confunda con
la verdadera producción, esta es una deuda histórica ante una propiedad que fue
constituida sobre la matanza y el crimen colonial en los últimos cien
años.
Los hijos de Sabino no son
criminales, son luchadores sociales defensores de la Sierra de Perijá y de su
pueblo.