Es imposible construir una sociedad “justa, solidaria, amorosa y productiva” mientras apreciemos a las mujeres como pedazos de carne.
|
El gran Osmel, la gran Mónica, la gran Maryuri y el gran Evaristo |
RAJULi EiCP/Agencias
Los concursos para obtener la “corona
de la mujer más bella” promueven una concepción de belleza femenina falsa. Este
tipo de espectáculos competitivos y degradantes "enseña a sus files espectadores-seguidores
que la belleza se puede conseguir en la sala de operación o en el gimnasio". Dejando a un lado lo
que realmente es bello en una Mujer, lo que perjudica especialmente a las
adolescentes y mujeres jóvenes".
Queda demostrado que la empresa
del “Gran Osmel Sousa” se expande y consolida por todos los pueblos de la
Venezuela Bolivariana, empezando por el primer espacio que debería orientar sobre el
tema de la verdadera belleza, hacemos referencia a la escuela, quien en
complicidad indirecta con el MMP para la
Educación, permite las candidatas de la semana aniversaria de la Escuela
Bolivariana X, promovidas a capa y
espada por Directivos, Docentes y Representantes. Siguiendo la expansión
indetenible del negocio de “Osme” tenemos
las ferias y fiestas tradicionales en honor a… cualquier santo, santa o virgen
de la corona española, y últimamente las tristemente llamadas “Ferias
Bolivarianas y Socialistas” donde las candidatas exhiben su ignorancia sin
pudor, pero, eso no le importa al “respetado” jurado y al entretenido público,
lo que cuenta es que las muchachas tengan un cuerpo acorde al estereotipo
creado por la publicidad.
Los gobernantes “RRRevolucionarios” y sus consignas de libreto
Al momento de poner en marcha, y
copiar al pie de letra los grandes SHOWS
DE LA BELLEZA, a ciertos personajes se les olvidan sus más básicas consignas
revolucionarias aprendidas en el partido (en donde no se escucha crítica alguna
sobre este tema) y se entregan a la cultura del espectáculo, a la cultura del TANTO
TIENES, TANTO VALES... así queda evidenciado en las ferias de Cárdenas,
Guásimos, La Grita, entre otras, donde
los “cuadros revolucionarios” al frente del poder municipal promueven actos donde
las mujeres son valoradas exclusivamente por sus atractivos físicos, es decir
por su capacidad de despertar fantasías y deseos en los hombres o por ser un
objeto apetitoso que, del brazo de uno de ellos, despierta la envidia de los
demás.
¿Será que estos representantes
del proceso revolucionario padecen de nostalgia monárquica, y de allí y el tema
de las reinas y sus coronas? O. . . ¿Quizás no se ha dado cuenta que el respeto
hacia las mujeres también forma parte del proceso de cambio que se quiere
impulsar y consolidar en nuestra Venezuela Bolivariana?
Es imposible construir una sociedad “justa, solidaria,
amorosa y productiva” mientras apreciemos a las mujeres como pedazos de carne,
o en el peor de los casos, como objetos ornamentales, con un gran potencial
explotable para la cultura machista. De seguir con estas y otras acciones el
socialismo del siglo XXI no pasará de ser virtual.