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Revolución Continental

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lunes, 28 de enero de 2013

Uribana: Masacre y más terrorismo de Estado



Luego de la requisa-masacre, se generó como es natural la desesperación y angustia de los familiares y amigos por saber quiénes eran los caídos, quiénes los heridos. Sin tener cómo informarnos nos dirigimos hasta el hospital, donde por supuesto no se hicieron esperar las fuerzas represivas, que claramente se apostaron para cumplir el mandato de “mantener el orden”; para ello desplegaban todo el equipo antimotines.
Pudimos observar en perfecta armonía y sincronía a funcionarios de la Guardia Nacional, la Policía Nacional, la Policía del estado Lara entre otros, que desde hace bastante tiempo eran incapaces de coordinar acciones para combatir la llamada inseguridad, quedando claro que a la hora de reprimir al pueblo y defender los intereses del Estado saldan automáticamente las supuestas diferencias y se unen en un solo brazo ejecutor.

Más tarde llegaron los del CICPC, DISIP y DIM, realizando un despliegue perfectamente unificado de acciones represivas en las que no faltaron empujones, golpes con los escudos, disparos con perdigones -esta vez al aire por estar en el hospital- y acciones intimidatorias por parte de los funcionarios del CICPC, DISIP y DIM que con sendas armas de guerras amenazaban a los familiares.

Así mismo se observaban a los policías apostados en la parte alta del hospital apuntando a los familiares que tomaban fotografías o a otros que se atrevían a reclamar sus derechos. Pensamos que no hubo más represalias porque allí habían medios de comunicación y gente grabando con sus celulares y eso limitó en cierta medida a los uniformados; aunque no se cuidaron de ocultar su sadismo cuando ante el dolor de los familiares y los gritos de desesperación, se burlaban en la cara de las personas que solo clamaban por conocer el estado de salud de los suyos. Tampoco faltó el cordón de aislamiento y desinformación por parte de las autoridades de la institución hospitalaria, la cual en alguna medida se comprende debido al colapso del Hospital Central de Barquisimeto.

De igual manera, en la morgue las personas desbordadas en llanto corrían y gritaban al comprobar que allí estaban sus familiares, en tanto que otros con la esperanza de que estuvieran vivos al no encontrarlos en la morgue, rogaban que no se contaran entre los muertos no trasladados desde el penal.

Allí nuevamente vimos a los medios de comunicación grabando tanto entrevistas como las acciones de los funcionarios terroristas, creíamos que toda esa información sería difundida y no solo el parte oficial, pero al ver la reseña en los medios comprendimos lo que los periodistas horas antes nos habían advertido “no sabemos si el canal lo saque”, y a la final apenas salieron algunas solicitudes de los familiares. Mientras todo este infierno ocurría la ministro evadía su responsabilidad y mentía descaradamente, toda vez que el acuerdo que ella y su despacho incumplió era la realización de una “requisa pacífica”, la cual terminó en masacre, traslados y desalojo del penal.

MANIFIESTO DE LIBERACION POPULAR.
¡ABAJO LOS MUROS DE LAS PRISIONES!
LARA, 26.01.20012