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Revolución Continental

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miércoles, 28 de agosto de 2013

Colombia, resiste.























Juan Mogollón F.

El 14 septiembre de 2013, se cumplen 36 años del paro cívico nacional, convocado por las centrales obreras CTC, UTC, CGT y CSTC. En Bogotá se escenificó una de las jornadas más violentas de la historia reciente de Colombia, como consecuencia de la represión y la militarización total de las grandes capitales de los departamentos de Colombia, que impuso el presidente liberal Alfonso López Michelsen.

La asfixiante  situación económica por la que atravesaban los trabajadores colombianos; el alto número de desempleados, fue el catalizador para la unidad de acción del movimiento sindical neogranadino, a pesar de las diferencias ideológicas y políticas que por lustros le separaban.

Aumento de sueldos y salarios en un 50%; reducción de la jornada laboral; control de precios, creación de puestos de trabajo, establecimiento de puestos de abastecimiento de productos agrícolas, fueron entre otras las consignas enarboladas por el movimiento sindical  colombiano.

Cerca de 33 muertos, centenares de lesionados y heridos fue el saldo de esta memorable jornada de protesta. Miles de detenidos fueron a parar a la plaza de Toros de la Santamaría, convertida en la mayor cárcel de Colombia en esa época.

A finales de los 80s, los ganaderos –Fedegan- agroindustriales y latifundistas fueron muy generosos en la financiación del proyecto paramilitar. Las multinacionales Chiquita Brand, Coca-Cola, y Drumond, contribuyeron con sumas millonarias en el proyecto paramilitar. Cerca de 500 dirigentes sindicales fueron asesinados en esa ola represiva contra los luchadores sociales colombianos.

Desde 1980 por la acción de los gobiernos liberal-conservador se perpetró el genocidio de la UNIÓN PATRIÓTICA, siendo asesinados cerca de 5.000 militantes de la U.P, del Partido Comunista colombiano, sindicalistas  y luchadores sociales del campo y la ciudad.

Desde el 18 de agosto de 2013, los campesinos, afro descendientes y pueblos originarios han protagonizado una protesta que ha abarcado gran parte de la geografía nacional. Paperos, cebolleros, pequeños mineros, caficultores, cañicultores, pequeños transportadores, arroceros, productores de verduras y frutas, pequeños ganaderos y lecheros han coordinado y paralizado vías y aeropuertos a nivel nacional.

Al igual que el 14 de septiembre de 1977, el guión de la oligarquía es el mismo: oídos sordos ante la justa demanda de los protestantes; muertos, heridos y judicialización de la protesta. Ejército y Policía Nacional ha actuado con saña. Ancianos, mujeres y adolescentes han recibido la descarga represiva incluso hasta en sus propios hogares.

Los protestantes colombianos exigen el fin de los nefastos TLC. Rebaja de los combustibles e insumos para los productores del campo, educación, salud, vías, créditos oportunos y rebaja en los mismos, entre otras reivindicaciones.


El señor Juan Manuel Santos al igual que sus predecesores en la presidencia de la república, aplacan la protesta ora con violencia, ora con promesas. Los protestantes con una sola voz exigen soluciones puntuales ante la magnitud y la profundidad de la crisis que agobia a los trabajadores del campo. LA SOLIDARIDAD es la tarea vital de las redes sociales, movimientos sociales clasistas y medios comunitarios y alternativos en esta gesta heroica que hoy libran los campesinos colombianos