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Revolución Continental

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jueves, 29 de agosto de 2013

Comunas no resignadas


















JM. Rodríguez

El anterior artículo trajo vientos, buenos unos y no tanto otros. La idea de un colectivo organizado para gobernar su ciudad choca contra los actuales afanes de candidatos a alcaldes y sus seguidores. Como hay mucho polvo, acerquémonos a mirar.

La ciudad es el hecho cultural de mayor significación, luego del lenguaje. Ella es el espacio de los ciudadanos y el centro de la lucha de clases. Está conformada, independientemente de su tamaño e importancia, por dos tejidos que le dan forma, significado y sustento. Uno es inmaterial pero con hilos que dejan marcas: la cultura (impregnada de ideología), el modo de producción e intercambio y su forma de gobierno. Es el tejido socio-político.

El otro tejido, que identifica a sus habitantes como miembros de la vecindad, facilitándoles vida estable, es físico-espacial. Lo compone la trama urbana y sus áreas productivas y de sostén. Esos dos tejidos, brevemente descritos, son lo que la diferencian de un caserío, suburbio o campamento. Es una urdimbre doble tan entrelazada que, su segmentación en ámbitos, anarquiza la trama.

Esto último explica el por qué las comunas, no pueden asumir la ciudad como territorio de su mandato mientras estén dedicadas, cada una por su lado, a la atención de las carencias del barrio o al montaje de una cooperativa de suministros.

Pero, no basta con tomar conciencia de la ciudad, hay un asunto que no es accesorio: la comuna, como forma de gobierno, en el entramado jurídico del Estado venezolano, es tan vaga que hay libros intentando sacarla de lo vaporoso (“¿Dónde está la comuna?” de Ulises Daal y uno mío, que sucumbió atascado en la imprenta del MINCI).

Esa vaguedad facilita a los burócratas esquivar el gobierno de la comuna en la ciudad, pues, colide con el poder tradicional de las ciudades burguesas: las alcaldías. Son los que le piden a la gente que se resigne y participe, articule y se asocie con ese gobierno local. A ellos les digo ¡no! la comuna no es una asociación de ayuda mutua. Ella es el socialismo.