Por: Ashimondo Dora Zebra
Son nueve
familias las que tienen dinero y ejercen un poder absoluto. Han desarrollado la
infraestructura necesaria para que la maquinaria de control de la humanidad
funcione. Miles de millones de dólares pagan la infraestructura humana y una
organización que domine los medios de comunicación y controle la información.
En su libro
“Tragedia y Esperanza”, Carrol Quigley escribía: “la red de conspiración que
mueve los hilos del mundo, está formada por banqueros y capitalistas
internacionales: es decir el alto mundo de las finanzas. Reúnen a su alrededor
un ejército de científicos, tecnócratas, políticos y agentes marionetas, para
hacer desde las sombras su alta política”.
Y agregando
datos muy interesantes, remata con que “los imperios económicos internacionales
están interesados en promover el endeudamiento de los Gobiernos. Cuanto más
alta sea la deuda, más caros serán los intereses. Pero además pueden exigir al
presidente de turno privilegios fiscales, monopolios de servicios o contratos
de obras. Si este no acepta, provocarán su caída, promoviendo disturbios y
huelgas que, al empobrecer a la nación, les obliga a claudicar ante
lo que piden”.
Cuando a
George Bush padre le preguntaron luego del derrumbe de la Unión Soviética qué
sucedería, respondió “What we says, goes” (“Lo que decimos, sucede”). Ese “we”
(nosotros) no hacía referencia específica al Gobierno de Estados Unidos, sino
-según una teoría del investigador Garry Adler- al CFR, que es una agencia
financiada por los Rockefeller conocida en el “establishmen” norteamericano, por “El Gobierno Invisible”. El propio
Adler escuchó de boca de unos de sus dirigentes la siguiente afirmación “no
importa a quien voten los pueblos, siempre nos votará a nosotros…”. Las
principales “delegaciones” de la CFR están en Alemania y en Tokio.
Un
ex presidente del gobierno albano en el exilio también declaró “…un
puñado de personas y la CFR toman las decisiones. Es un poderoso “club privado”
que domina todos los gobiernos del mundo. Están confabulados. Quieras o no, hay
que hacer lo que ellos dicen…”.